Document | Date | Century | City | Province |
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Vida de Pedro Saputo (1844) | 16cent |
Braulio Foz, Vida de Pedro Saputo (Zaragoza: Gallifa, 1844) and critical edition by Francisco Ynduráin (Zaragoza: Publicaciones de la Cátedra Zaragoza, 1959. Digital Edition in the Biblioteca Vritual Miguel de Cervantes https://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/vida-de-pedro-saputo--0/html/fedd98c0-82b1-11df-acc7-002185ce6064_2.html
Document type | Subject | Siglum | Archive name | Call no. |
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Persons Literature |
Mentions of the word vihuela:
1) Libro 1, Capítulo IV: De cómo Redro Saputo fue a la escuela
Otorgóle el maestro lo que pedía; y aquella tarde tomó una vihuela de sus abuelos medio rota y sin clavijas, la deshizo, pegó a sus dos tablas por un lado un papel blanco y se fue al taller de un carpintero. Llegado, pidió una regla, un lápiz y una sierra fina, y tirando líneas de alto a bajo y de cruzado en las tablas, aserrólas ambas e hizo de veintiséis a treinta tablillas cuadradas, echóselas en la capilla del gabán, y se fue a enseñarlas a su madre diciéndole que mañana vería en qué paraba aquello.
2) Libro 1, Capítulo VII: De cómo Pedro Saputo aprendió la música
El capellán, además, tocaba, aunque poco y mal, la vihuela y la flauta, y quiso Pedro que le enseñase también estos instrumentos. -Hijo, le respondió; lo que es enseñarte no me atrevo, porque sé muy poco de ellos. Pero mira, la prima de la vihuela suelta o al aire es mi mayor en la llave de G-sol-re-ut; busca los demás puntos, armonías y posturas y los tonos, que ya lo hallarás; y el punto más bajo de la flauta es re por la misma llave.
3) Libro 2, Capítulo X: Pedro Saputo da principio a la vida estudiantina
Pero que antes, para alegrar a tan nobles vecinos, darían una vuelta por el lugar tocando los instrumentos, que eran una vihuela, un violín, una pandera y el pito.
-- Como entraron ya tocando se agolpó un gran gentío sobre ellos, y luego el tuno alzando el pito en alto, dijo: -Señores, a mi pito, a mi pito, que a nadie hace falta como veis sino a la vihuela y la pandera.
4) Libro 2, Capítulo XII: Camina a su fin la vida de la tuna
-- Aquel mismo día por la mañana les dijo Pedro Saputo en el camino que no quería dejarlos sin probarse en el violín y la vihuela; en cuyos instrumentos veía que llevaba mucha ventaja a los estudiantes. Habíales mejorado grandemente la orquesta desde un principio enseñando al de la pandera a hacer los platillos, el bajo continuo, los fuertes y los pianos, y otras cosas más a tiempo y con más propiedad que él las hacía. También a los del violín y de la vihuela dio muy buenas lecciones; pero no había querido tocar nunca porque no hacía falta su habilidad especial, ni les diera más utilidad que era a lo que se iba. Y tomando el violín, y desviándose un poco del camino a un barranco, mostró a sus admirados compañeros un primor que jamás vieron en otro; y no se los mostró menor en la vihuela.
-- Sin pensar y transportada lloró de pena al oír la despedida, y volvió al mismo sentimiento cuando expresó el dolor con que le vio trasponer y se retiró ella a su cuarto. Los demás de la sala sentían también, y algún rato parecía reunión de muertos del silencio y arrobamiento con que escuchaban. Tomó después la vihuela, y tocó asimismo algunas sonatas que él se había inventado.
Libro 3, Capítulo XIII: Pedro Saputo se separa de los estudiantes pasando antes por la aldea de las novicias
-- Locas se volvían discurriendo quién podría ser el que así les hablaba, el que así se quejaba de ellas. Porque él, de propósito, había usado muchos latines con sus padres y con el cura del pueblo, y tocó el violín y la vihuela.
Libro 4, Capítulo V: Sale Pedro Saputo al registro de novias. Sariñena.-Almudévar
Merendaron enseguida, y haciéndole tomar después la vihuela, un poco fueron los tres cobrando su natural alegría.
Libro 4, Capítulo VII: Sigue el registro de las novias. Fiesta y baile de una aldea
-- Principió, o más bien continuó la música, la cual se reducía a un mal violín, a una peor vihuela, y a una pandereta, tan desafinados los dos instrumentos de cuerda, que hacían enfermar los oídos y por ellos el alma.
-- Con todo, sobre las once salió a la sala, pidió el violín, le templó, y preguntó si sabían bailar el gitano. Dijeron que bien o mal también lo bailaban. -Salga, pues, una pareja, o dos si quieren, dijo él. Y haciendo callar al de la vihuela, y advirtiendo al del pandero que diese solamente algunos golpes y le acompañase con ruido bajo continuo, principió a tocar el fandango más rabioso que se oyó de manos de músico: unas veces alto y estrepitoso; otras blando y suave; unas picado y mordente, otras ligado y llano; ya como un río lleno y arrebatado que arrastra cuanto encuentra; ya como una corriente apacible que se remansa y parece que se oculta en la arboleda hasta que rompe un remolino, y llega y cae despeñado con grande estruendo del valle y montes vecinos.
Legendary if not imaginary vihuelist.