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San Juan Bautista de la Concepción (Juan García Gómez), Pláticas a los religiosos.

1603 -1607ca.

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Document Date Century City Province
San Juan Bautista de la Concepción (Juan García Gómez), Pláticas a los religiosos. 1603 -1607ca. 17cent/1/early
Summary


Document type Subject Siglum Archive name Call no.
non-fiction print Vihuelas Literature Symbolic/cultural values
Original text

[fol. 24r]
Respondo que en aquella visión que vido Eccechiel iban cuatro animales bien diferentes uncidos: águila, buey, león y hombre, y todos volaban a una y a una paraban cuando se oía la voz del firmamento. Aquí hay muchas cosas que espantan. ¡Que vuele el buey! Que, para decir acá un encarecimiento que parece imposible, decimos como el buey volar. ¡Y que vuele al paso del águila, y el águila que lleve carga como el buey, siendo un pájaro que, si le atáis un hilo al pie, cairá en el suelo! ¡El hombre con la fuerza del león, y que no lo despedace! ¡La bestialidad de los animales y la razón del hombre! Y que el carro tan pesado no caiga en el suelo, sino que, habiendo tanta fiereza, todos vayan a una y a una paren, admira. Pero, considera lo que dice el texto: que spiritus erat in rotis; que el espíritu de Dios había templado aquella vigüela de aquellas cuatro ruedas tan diferentes, de suerte que hiciesen una acordada música.

[fol. 25r]
También una rosa diferente hermosura es la que tiene por sí a cuando está junta en un ramillete; un acuerdo respecto de una vigüela y una vigüela respecto de toda una concertada música.
Dichosa suerte, dichosa mirra distilada por tan venturosas manos. Ahora pregunto, si vos fuésedes a la guerra y un amigo os diese una guitarra y otro una buena espada, ¿quién os amaba más? El que me da la espada, porque con ella ofendo y me defiendo y gano. No me ama el que me da la vigüela, antes me estorba.

[fol. 40r]
en tiempos de guerras se entretienen y cómo ama Dios a los religiosos, pues les da su cruz.
Dichosa suerte, dichosa mirra distilada por tan venturosas manos. Ahora pregunto, si vos fuésedes a la guerra y un amigo os diese una guitarra y otro una buena espada, ¿quién os amaba más? El que me da la espada, porque con ella ofendo y me defiendo y gano. No me ama el que me da la vigüela, antes me estorba. Di de los del mundo cómo en tiempos de guerras se entretienen y cómo ama Dios a los religiosos, pues les da su cruz.

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San Juan Bautista de la Concepción Living Ecclesiastical
Notes