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Cocito y Aqueronte, tocadas del aire de la música, se retrajeron, por la gozar, a la laguna Estigia, que cresció tanto con ellas que, como ella, también siguiese tras el barco, dió con él fuera de su estancia en tierra, y allí a la orilla subiéndose unas aguas encima de otras hicieron un alto monte por gozar de la música de Orfeo, en cuanto se pudo dende allí oír, mas en apartándose tanto Orfeo que no se pudo más sentir su voz y vihuela, se derrocaron todas con un apresurado tropel, volviéndose a henchir los vacíos que habían quedado.