[Página 142]
Esto nos declara S. Juan en su Revelación cuando dice que oyó una voz en el cielo como de un grande trueno, y como voz de muchas aguas, y como voz de tañedores que tañían en sus vihuelas. Pues ¿cómo concuerdan entre sí estas tres maneras de voces de grande trueno, y de muchas aguas, y de música suave de vihuelas? Todo esto es místico, todo espiritual. Pues por este tan grande trueno se entiende la predicación del Evangelio, que sonó por todo el mundo, como lo significó Esaías cuando dijo: En los últimos fines de la tierra oímos las alabanzas y la gloria del Justo, que es Cristo, autor de nuestra justicia. Y por las muchas aguas entendemos las grandes tribulaciones y tempestades que los sanctos Apóstoles y Mártires padecieron por esta predicación. Mas por la música de vihuela en que estos sanctos mártires tañían, entendemos la gloria y las alabanzas que ellos daban á su Criador con la pasión de sus cuerpos. Porque en la vihuela e stán las cuerdas que hacen la música, depuradas de todo humor, y retorcidas y estiradas en ella, y desta manera sirven para la música. Pues esto mismo vemos en los sanctos mártires, los cuales despedido de sí todo el amor y afición de las cosas terrenas y de su misma vida, fueron torcidos y afligidos con diversos tormentos. Porque los cuerpos destos sanctos tendidos en las parrillas, y crucificados y estirados en los maderos, ¿qué eran sino cuerdas destas vihuelas, que hacían una música suavísima en los oídos de Dios? Pues en estas vihuelas tañen y cantan eternalmente los sanctos mártires cantares de alabanza á su Criador, predicando su gloria y el poder de su gracia, con la cual vencieron tan grandes batallas por su amor.