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Tengo por cierto que tras la tribulacion vendrá la consolacion del Señor, y tras la noche el dia, y tras el inviemo áspero y frio, la primavera alegre y templada. Porque, así como el buen tañedor de vihuela no estira demasiado la cuerda, porque no se rompa, ni la afloja mucho, porque no haria consonancia y armonía, así aquel músico celestial no nos da siempre prosperidad, porque no aflojemos y perdamos la suave armonía de la virtud, ni tampoco nos aprieta siempre con trabajos y afliciones, porque no quebremos y desesperemos en ellos;