Otros afirman, y avn con éstos me allego, porque en aquellos tiempos discurrí por Ytalia y si lo supe entender vi que desde el ducado de Orljens hasta Nápoles no avía al rey de Françia palmo de tierra que se le anparase, o por ser suyo el territorjo o del Papa e de sus aljados. E así los reyes d' España, como pensaron no poder sin mucha dificultad poder resistir el gálico ímpeto, e que como se pudiera salir con todo el realme, hasta que con el tiempo e más potençia teniendo en Jtalja, se hiziesse otra cosa que era bien tomar los que pudiessen para que menos les quedasse para después. Y avn tanbién lo pudo causar ques offiçio del mundo no estar ninguna cosa en vn ser para que pudiesse el rey don Federico dezir sobre sus mismos trabajos e despojo aquella frótula que yo oy alguna vez tañer e cantar a Ludoujco, el de la harpa, e estando pressente el duque de Calabrja en Madrid, el año de mjll e qujnjentos e diez años en la cámara del Católico Rey don Fernando, e en su presençia e de su muger, ques la que agora el duque tiene por suya, que dezía assí:
¶ "A la mía gran pena forte,
dolorosa, aflita e rea
diuiserunt vestem mea
e super eam miserunt sortem", etcétera.225
E así a este propóssito muchos versos no fuera del dolor e sentimiento de la pérdida de su reyno, los quales no ay nesçessidad que aquí se repitan. Y con esto se concluye quanto a los reyes de Nápoles y con la figura y árbor de su real consangujnjdad presente.