1806
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Diario de México dedicado al Exmº Señor don José de Yturrigaray, Caballero profeso del Orden de Santiago, Teniente General de los Reales Exercitos, Virrey, Gobernador, y Capitán General de N. E. Presidente de su Real Audiencia &c &c.. | 1806 | 19cent | Mexico |
Description of the vihuela feats of Luis Medina.
Document type | Subject | Siglum | Archive name | Call no. |
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non-fiction print | Literature Vihuelas |
1806
El extraordinario caso de Luis Medina, que tañía tres vigüelas a un tiempo
y cuando tocaba sólo una, resonaba como muchas.
. Música. (núm. 413)
Vamos a dar una lijera idea de la habilidad extraordinaria en la música, que lomo carácter, ó genio particular, llegó a poseer nuestro. D. Luis Medina, Contador &c. según lo prometido ayer. No es nuestro intento hacer aquí un juicio comparativo, o de preferencia con lo demás sujetos beneméritos, que en esta Capital han sobresalido en este arte precioso de la dulzura , y de las gracias aún sentimos la pérdida lamentable de un Soto-Carillo, y de un Horcasitas, que llegaron a dominar el forte-piano, con todo el entusiasmo de la imaginación, y de la harmonía. Conocemos el mérito en la vigüela del Pleyel americano Don José Aldana. que ha sabido inspirar su genio músico a sus discípulos, en el bello estilo de Don Simón Bibiés, en la dulzura de Doña Micaela Miramón, y en la habilidad del Joven Don Eusebio, que apenas cuenta 14 años, y ya ha hecho unos progresos admirables en muy poco tiempo. Conocemos también el mérito sobresaliente de un D. Gerónimo Torrescano, de un Don Vicente Castro y Virgen, de otro sujeto de carácter, que conocen muchos, de un Don Ignacio Ximenez, y una Doña Dominga Picaqua, que sigue las· huellas de los primeros, suspendiendo los ánimos de quantos les oyen en aquellos dulces trasportes que sabe inspirar esta ciencia celestial: tampoco nos es desconocida la habilidad, e ingenio de un D. Andrés Madrid en el bandolón. Permítasenos solo decir aquí, que nuestro Medina llegó á dominar el diapasón, y la harmonía de la vigüela, al arbitrio de una fantasía extraordinaria, y de una ejecución admirable.
Muchas veces le oímos glosar varias piezas de Hayden, equivocándose con la dulzura y vigor del original. Con solo los principios regulares de la música se dedicó a la lírica, dominando, y engrosando las pasiones del corazón con la mayor viveza, y energía.
Su general combinación hallaba la harmonía en qualquier instrumento que se le presentaba, hasta formar con unos vasos de christal, un forte-piano gracioso: con tres vigüelas a un tiempo vio delante de sí un gran número de espectadores de toda clase, que le admiraban en la más dulce suspensión.
Compuso varias piezas líricas con que entretenía su genio dominante, y complacía a sus amigos en los momentos que le permitían sus ocupaciones. Aún tenemos presente la última pieza que dispuso en un dueto, con que acompañaba las voces de dos niñas suyas. En él figuraba la correspondencia de dos pastores penetrados de la pasión más viva.
La ingeniosa disposición de esta pieza representaba a los dos amantes Siena y Silvio, guardando su ganado por los frondosos valles y colinas de una fértil aldea: luego indicaba una tempestad horrorosa, que interrumpía su quietud, en medio de la amargosa y bella confusión del trueno espantoso con que la negra nube disparaba el rayo luciente: el rugido del aire, que estremecía los robles, el murmullo estrepitoso del granizo, que triscaba entre las peñas, y el balido del ganado, que se acojía a las emboscadas. Después que tenía suspensos los ánimos con escena tan expresiva. y que había suscitado casi las mismas ajitaciones que en los pastores, las retraía agradablemente, expresando la calma y serenidad, que venía a recobrar sus agitados pechos, volviéndose para su choza a descansar en loa brazos del amor más puro, y más sencillo.
La viveza y enerjía con que ejecutaba esta pieza con sola una vigüela, que resonaba como muchas, daría a quantos le oyeron la idea más completa de su talento músico, que nosotros muchas ocasiones, y ahora sentimos debidamente, y mucho más el que no dejará escritas sus composiciones, para admirarlas en los otros genios de nuestra nación.
Doña María Fernández de Jauregui, 1806. Número 413
http://www.veterodoxia.es/2010/10/la-vihuela-concertada/(consulted 5 Nov. 2010)