En rresolusión, el juego
es golfo de susiedades,
es siminario de visios,
y es escuela de maldades;
y en dexando este exersisio
porque ia llega la tarde
sálense den dos en dos,
y saue Dios a qué salen.
Vnas ban al corredor
a rresiuir sus mensaxes,
otras al balcón se ponen
a ber a sus paseantes;
al aposento del negro
ban otras a blanquearse,
y quiera Dios no se tiñan,
que bien puede sospecharse.
Otras se ban allá dentro
finxendo nesesidades
porque cunpla el escondido
lo que ellas tienen de holgarse.
Acabado este passeo
ban al estrado a xuntarse,
donde el diablo, su maestro,
hase de todas alarde;
él mismo tienpla las harpas,
las vigüelas y discantes,
y aunque les da fantasía,
no es esa la que se tañe.
Vn sanbapalo comiensan,
con que las donzellas dansen,
que no hay rramera en Ginebra
que tantos meneos alcanse.
La niña que nasió aier
y no sabe presinarse,
no ai xitano bolteador
que más sepa desgonsarse.
Sigún son los mobimientos,
las posturas i visaxes,
parese que en las caderas
tienen vn molino de aire.
Luego le mudan el son,
que son muertas por mudarse,
y bailan vn Puerto Rrico,
¡pobre del que lo tomare!
La zarabanda i balona,
el churunba y el taparque,
la chacona y el totarque,
y otros sones semexantes,
nonbres que el demonio a puesto
para que el honbre se enlaze,
y que el padre se lo enseñe,
y la justiçia lo calle.
Pues penzar que no se alteran
los honbres con estos bailes
es pensar que son de piedra
y tienen muerta la carne.