Eugenio Larruga, Memorias políticas y económicas sobre los frutos, comercio, fábricas y minas de España...

The passage on string making comes from Tomo III. Que trata de las fábricas de Curtidos, Sombreros, Papel, Abanicos, Tintes, Coloridos, Jabón, Loza, Abalorios, Imprentas, Librerías y Fundiciones de la Provincia de Madrid, pp 87-88.

Fábricas de cuerdas para instrumentos de música.

El establecimiento de esta manufactura en Madrid se debe a Nicolás Silbestro, Italiano: tuvo principio en 1732; y en el de 34 llegó a tener cinco tornos corrientes. Las cuerdas salieron tan buenas como las que venían de fuera del Reyno a estilo Romano; pero el fabricante, más cauteloso que hombre de buena fe, trabajó corta porción, sin embargo de haberle franqueado varios auxilios por Real Cédula de 1734, que ascendían a más de 58 reales anuales, bien que se le impuso la obligación de mantener 12 tornos, y dar los mazos de cuerdas por la mitad del precio que tenían las de Roma.
Semejante pactos no producen buenos efectos, y causan muchas veces insubsistencia de las fábricas, siendo mucho más sospechoso cuando el mismo artista se los impone, mayormente no habiendo experiencia de su buena fe, como con Silbestro, que no tuvo reparo para hacer muchas promesas con el fin de conseguir el privilegio, y hacer su negocio, como con efecto lo hizo; porque después de haber conseguido que Don Miguel de Castro, vecino de Madrid, le prestase 20 pesos para fomentar la fábrica, abandonó la manufactura, y huyó con ese préstamo, y otros que supo granjearse.
Antes de venir el Italiano, había en Madrid, como en el día, algunos fabricantes de bordones, pero no de cuerdas finas. Ellos eran, y son de superior calidad a los que trabajan fuera del Reyno; mas las cuerdas delgadas que ahora se hacen no tienen consumo por su mala calidad. Consiste mucho su mala fábrica en la estación del tiempo, pues en el invierno se desgracian muchas.
Esta fábrica es muy útil por el empleo que hace de los intestinos de carneros, y otros ganados, los que regularmente fuera de lo que se emplea en morcillas, longanizas &c. todo se desperdicia; aunque en Madrid se consume mucho en alimento de gatos; y el gremio de mondongueras, que tiene arrendadas las ocho especies que producen los menudos del rastro, saca una considerable utilidad con los manogitos de cordilla.
No es poco embarazo para los fabricantes tener que acudir a las mondongueras para comprar lo que necesitan; porque o lo han de pagar como quieran, si ha de ser del caso, o lo han de tomar pudrido; el Silbestro tuvo muchos pleytos con ellas; y quizá pudo este vicio moverle en parte a practicar el indecoroso medio citado.

Por otras fuentes sabemos que años más tarde, en 1746, Nicolás Silbestro solicitaba en Cádiz permiso para abrir una fábrica de "cuerdas al estilo romano". Quizá algún gaditano se anime a contarnos qué pasó.

Pepe Rey 10 sept 2009 (vihue-lista) “Transcribo un interesante documento madrileño publicado en 1788, pero que hace referencia a hechos de 1732 y ss.”