«E un día Palmerin demando un laúd muy bueno qu'el Infante Toman tenia e fuesse solo para donde tenia el ave puesta en una alcandara e sentose muy cerca d'ella e començó de cantar e de tañer tan dulcemente qu’el Rey e sus fijos e la Infanta Zerfira que lo estavan escuchando se maravillaron mucho e dezían que en todo lo avía fecho Dios complido. Palmerín estuvo muy gran pieça con el ave cantando canciones muy suaves. El ave lo escuchava de grado e tan gran dulçura sentió en oyrlo que començó de estender sus alas e mostrar con ellas muy grande alegría e començó de cantar muy dulcemente».