Poeta sevillano de una obra tan curiosa como interesante por lo que respecta a su talante experimental. Nacio en 1515 y murió hacia 1550. Su Libro de los cuarenta cantos (1550) presenta un conjunto de romances de diversos temas a los que se aplica una "declaración" al final en la que se pretende dar una finalidad moral a cada uno de los romances, del mismo modo que sucedía ya en el Orlando furioso de Ariosto y de la misma manera que, bien que por motivos muy distintos, hará San Juan de la Cruz con sus poemas. Esta costumbre de moralizar al final de cada capítulo perdurará hasta principios del siglo siguiente en el que se convertirá en una moralización banal y casi tópica en obras como Las Harpías en Madrid de Alonso de Castillo Solórzano, para convertirse en burla en el Guzmán de Alfarache de Mateo Alemán y, sobre todo, en La Pícara Justina de López de Ubeda. Esta moralización del romancero, así como la vuelta a lo divino de obras profanas formará, no obstante, una auténtica corriente de puritanismo literario que recorrerá los siglos de oro hasta desembocar en el XVIII, época en la que encontrará mayores y más poderosos adeptos. La otra obra de Alonso de Fuentes es una Summa de Philosophia natural (1545) escrita en forma de diálogo en verso en el que dos personajes (Etrusco y Vandalio; un italiano y un andaluz) intentan en su conversación conciliar, como tantos otros autores de la corriente neoplatónica, las ideas del filósofo griego con las del Evangelio. Otro aspecto interesante de este diálogo es que cada personaje esté caracterizado por el metro en el que habla: endecasílabo para el italiano y octosílabo para el andaluz.
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