Fue de familia hidalga de sólida posición económica, gran reputación social y nació en la localidad gallega de Padrón, o de sus alrededores; el padre Fidel Fita pensaba que en Herbón, un pueblo cercano. Algunos de los miembros de su familia paterna estaban cercanos a la Orden Franciscana Reformada. Es difícil reconstruir su vida, puesto que de sus versos nació una leyenda personal que engendró incluso biografías apócrifas como cierta Vida del trovador Juan Rodríguez del Padrón que fue editada a comienzos del siglo XIX por Pedro José Pidal (Revista de Madrid, 2.ª serie, núm. 2 (noviembre de 1839) y de la que existen al menos dos copias manuscritas del siglo XVII; no se trata de una biografía real, sino de una novelización de su vida a partir de sus poemas.
Por otra parte, hechos de su propia vida se encuentran mezclados con los de los personajes de su novela sentimental El siervo libre de amor; como a su paisano Macías el Enamorado, se le atribuyen muchos lances de amor.
Parece cierto que fue soldado del rey Juan II de Castilla y probablemente asistió al Concilio de Basilea en 1434 como secretario del cardenal Juan de Cervantes, un jurista eminente doctor en ambos derechos y amigo del viajero Pero Tafur, y en otras andanzas por Alemania del Cardenal. Anduvo muy enamorado de una dama, pero ella lo dejó por creerse traicionada; por ello, al parecer, el poeta se hizo franciscano en Jerusalén (1441), para lo cual hubo de renunciar a numerosos y cuantiosos beneficios eclesiásticos (había sido agraciado con un canonicato o prebendas en la Catedral de Santiago de Compostela, y con otros beneficios eclesiásticos simples en la misma diócesis, de los cuáles no había tomado posesión; también gozaba de las rentas de una canonjía y prebenda en la catedral de Tuy y de la octava parte de un beneficio simple de la Parroquia de Sta. María de Gualdo, diócesis de Lugo). Ingresó en el monasterio de su orden en San Antonio de Herbón, pueblo gallego muy cercano a la villa de su nacimiento, Padrón; existe la tradición de que de su viaje a Tierra Santa se trajo una palmera que creció en el convento hasta que un temporal se la llevó en 1953. Su paisano Ramón Otero Pedrayo escribió sobre su vida Las palmas del convento. Biografía novelada de Rodríguez del Padrón (1941). En su Bibliotheca Hispana Vetus, Nicolás Antonio resumió críticamente los datos hasta entonces conocidos sobre él:
Pasó su vida en la corte de Juan II, donde gran parte de ella se dedicó a la poesía amatoria por su gran habilidad en versificar, y vivir él mismo estos vanos amoríos humanos. Aterrado por la muerte violenta de Macías, gran amigo suyo, ocasionada por un ardiente amor que le enajenaba (Martín Jimena refiere en la de sus Anales de la Iglesia de Jaén para conocimiento de la posteridad que el cadáver de Macías fue sepultado en una capilla dedicada a Santa Catalina en el castillo de la villa de Arjonilla, en la provincia andaluza de Jaén, y que tiene este epitafio: Aquí jace Mazías el enamorado) Aterrado […] reflexionó sobre su forma de vivir y cambió su estado laical por la vida religiosa. Donó todos sus bienes a la orden franciscana para que edificara un convento en su ciudad natal, en donde pasó el resto de su vida de forma ejemplar y sobresalió entre sus colegas por sus muchas virtudes respondiendo a su conversión [cita luego a Gonzalo Argote de Molina y Lucas Wading]. Entre las muchas poesías debe citarse Infierno de amor. La obra titulada Cadira de honor, que significa, según creo, sede o cátedra de honor y escitada por Fernando Mejía en el cap. 45 del lib.i de su Nobiliario. También suele atribuírsele una obra genealógica titulada Compendio de Linages, aunque sospecho que es una obra de otro autor del mismo nombre. En el Cancionero editado en Sevilla, en la tipografía de Juan Cromberger, en el año MDXL, en el fol. 9, pág. 2 y fol. 10 se contienen las siguientes: ‘Sobre la gloria caduca del mundo’; A Jesucristo crucificado; A la virgen María que tiene entre sus brazos a Cristo descendido de la cruz’; en el fol. 64 ‘Los siete gozos de amor’; en el fol. 65 ‘El decálogo o diez mandamientos de amor’; en el fol. 154, pág. 2 ‘Canto de amor’. No se encuentran en él sin embargo las obras Compendio de linages, cadira de honor e Infierno de amor […] En un antiguo cancionero manuscrito en la Biblioteca del Escorial, existe una poesía de Juan Rodríguez del Padrón titulada Cantiga quando se fue a meter frayre a Jerusalen, en despedimiento de su Señora (1998 [1788]: X, VI, 244)
http://es.wikipedia.org/wiki/Juan_Rodr%C3%ADguez_del_Padrón acc. 01/01/13