Person | Born | Died | Gender | Person ID | ||
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Quijote | M | P0484 |
Instrument(s) | Professional group | Social status | Social sphere | Why is the person listed? |
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vihuela de mano laúd | Literary | Fictional Character |
Years active | Place active | Century | Region |
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Imaginario | 17cent/1/early | Castilla |
Del libro del Quijote: (de un correo electrónico de epicous <epicous@yahoo.com>, el 12 de diciembre, 2001. [Check Salazar.]
- Menester será que se le ponga el laúd; que sin duda don Quijote quiere darnos música, y no será mala, siendo suya.
Fueron luego a dar cuenta a la Duquesa de lo que pasaba y del laúd que pedía don Quijote, y ella, alegre sobremodo, concertó con el Duque y con sus doncellas de hacerle una burla que fuese más risueña que dañosa, y con mucho contento esperaban la noche, que se vino tan apriesa como se había venido el día, el cual pasaron los Duques en sabrosas pláticas con don Quijote. Y la Duquesa aquel día real y verdaderamente despachó a un paje suyo (que había hecho en la selva la figura encantada de Dulcinea) a Teresa Panza, con la carta de su marido Sancho Panza, y con el lío de ropa que había dejado para que se le enviase, encargandole le trujese buena relación de todo lo que con ella pasase. Hecho esto, y llegadas las once horas de la noche, halló don Quijote una vihuela en su aposento; templóla, abrió la reja, y sintió que andaba gente en el jardín; y habiendo recorrido los trastes de la vihuela y afinádola lo mejor que supo, escupió y remondóse el pecho, y luego, con una voz ronquilla, aunque entonada, cantó el siguiente romance, que él mismo aquel día había compuesto: ....."
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From Pastor Comín
“Haga vuesa merced, señora, que se me ponga un laúd esta noche en mi aposento, que yo consolaré lo mejor que pudiere a esta lastimada doncella, que en los principios amorosos los desengaños prestos suelen ser remedios calificados” (Don Quijote, II, XLVI, 999-1000).”
Hecho esto y llegadas las once horas de la noche, halló don Quijote una vihuela en su aposento. Templóla, abrió la reja y sintió que andaba gente en el jardín; y habiendo recorrido los trastes de la vihuela y afinándola lo mejor que supo, escupió y remondóse el pecho, y luego, con una voz ronquilla aunque entonada, cantó el siguiente romance, que él mismo aquel día había compuesto:
Suelen las fuerzas de amor / sacar de quicio a las almas, /
tomando por instrumento la ociosidad descuidada.
Suele el coser y el labrar / y el estar siempre ocupada / ser antídoto al veneno /
de las amorosas ansias. […]
Aquí llegaba don Quijote de su canto, a quien estaban escuchando el duque y la duquesa, Altisidora y casi toda la gente del castillo […]
(Don Quijote, II, XLVI, 1000-1001)5